El plástico es un problema invisible. Parecía una cuestión meramente ecológica, pero lo hemos saturado hasta tal punto que nuestros mares nos lo están rebotando hasta el plato.
Según el CSIO, Agencia Científica Nacional Australia, hay 14 millones de toneladas de trocitos de plástico con un tamaño menor a 5 milímetros en las profundidades del océano. El doble de la cantidad de contaminación plástica estimada en la superficie.
Según Esther Garrido, profesional de inocuidad alimentaria para el Departamento de Pesca y Acuicultura de la FAO: «No hay técnica de laboratorio consensuada para determinar la presencia de microplásticos ni cuantificar por ejemplo en alimentos, eso es una laguna muy importante”.
¿Sabes cuántos microplásticos ingieres en tu dieta?
Son difíciles de apreciar a simple vista y más aún en el fondo del mar profundo donde la luz no llega, pero pueden ser visibles en la línea de escombros en las playas, en la orilla del agua y en el sistema digestivo de la fauna marina. Los animales marinos ingieren microplásticos porque son filtradores -caso de mejillones, ostras, almejas o navajas– o porque los confunden con alimento, como ya se ha detectado incluso en grandes pescados como el atún o el pez espada.
Marta Coll, la investigadora y doctora del CSIC comenta que “Más de la mitad de las anchoas tienen microplásticos. Concretamente, el 60% de las sardinas y anchoas del Mediterráneo Occidental llevan microplásticos en sus intestinos”.
El plástico no desaparece, sino que se va descomponiendo en micropartículas, que son difíciles de detectar y que contienen sustancias tóxicas. Cuando las micropartículas plásticas se encuentran en el mar son fácilmente ingeridas por los organismos marinos que viven cerca de la superficie del océano y que normalmente se alimentan de zooplancton; la ingesta de plásticos les provoca cambios hormonales.
¿Por qué prefieren el plástico al plancton?
Sugieren que las partículas de microplásticos tienen algún componente químico o visual que desencadena en los peces una respuesta y les incita a ingerirlos. Ésto les comporta obstrucciones intestinales y disminuyen sus ganas de comer, afectando a su crecimiento y productividad.
Lamentablemente, la crisis del Covid-19 está dejando a su paso un aumento en los plásticos desechables, lo que supone un nuevo paso atrás.
“Es importante comprender que una crisis (sanitaria) no puede incrementar otra (plásticos)”, aseguran desde Plastic Free July y Julio Sin Plástico.
Nuestra salud está cada vez más condicionada y bajo riesgo por la proliferación de los plásticos que nos rodean, especialmente los envases de alimentación. En la orina de personas de las Islas Baleares y Cataluña se han detectado hasta 21 sustancias derivadas del plástico de un solo uso provenientes de la alimentación envasada. Rezero presenta Salud de Plástico, una campaña pionera de concienciación y sensibilización en torno a la problemática específica de los plásticos en la salud humana.
Resultados del análisis de las concentraciones en orina de ftalatos y compuestos fenólicos dentro de la campaña ‘Salud de Plástico’ 2019
- La franja litoral de Barcelona es la 2ª con más vertido de plástico en el Mediterráneo, con una acumulación diaria de 26,1 kilos por km, según el estudio de WWF ‘Stop the flood of plastic’
- La buena noticia es que la Eurocámara aprobó la directiva en la que se prohíbe la venta de ciertos productos de usar y tirar a partir del 2021.
Una grave amenaza para las tortugas marinas. Jordi Chias